martes, 16 de enero de 2007

Pluralidades y afinidades del anarquismo

Pluralidades y afinidades del anarquismo

¿Cuántas clases de anarquismo hay? ¿Existen muchos anarquismos esencialmente diferentes entre sí o son tendencias dentro de un mismo movimiento? Hay quien sostiene que existen tantos anarquismos como anarquistas, frase que no dice mucho si consideramos que todos los individuos son diferentes entre sí e irrepetibles; lo mismo se podría decir de cualquier otra ideología. Lo cierto es que el anarquismo no tiene una uniformidad ideológica, no existe homogeneidad. Esto no implica que sea incoherente o sufra de una falta de equilibrio ideológico, sino más bien la ausencia de dogmatismos y la capacidad para responder de formas diversas a las problemáticas que se enfrenta. No obstante existe un fondo común, una base común a todas estas expresiones, que es lo que las define como anarquistas. En este sentido se puede sostener la existencia de un anarquismo único, pero heterogéneo, con variaciones o tendencias que comparten un fundamento. Lejos de carecer de solidez, esto conforma un movimiento que se expresa dinámicamente en la vida social, que es capaz de evolucionar sin perder su identidad y de adaptarse a realidades múltiples.
El anarquismo presentó a lo largo de su historia algunas tendencias diferenciadas, como los diferentes encares que tuvieron la FORA en Argentina y la CNT en España frente al sindicalismo y al movimiento obrero. Existieron diferencias mucho más profundas entre individualistas y organizacionistas, pero sin negar el carácter anarquista de la discusión. En este sentido, el anarquismo se nos presenta como un árbol con diversas ramas nutridas por una raíz común. Esta raíz estaría dada por los principios, esas ideas-elemento que conforman la esencia del anarquismo. Si algunos de estos principios se suprimen, se destruye la esencia, la identidad anarquista. Entonces convendría que puntualicemos algunos de los principios que dan identidad al anarquismo.

En primer lugar el anarquismo es antijerárquico. Es decir, que el anarquismo es incompatible con una organización de tipo jerárquico, en la que unos deciden y dan las órdenes, y otros las obedecen y ejecutan. La forma de organización jerárquica moderna más influyente y poderosa es el Estado. El Estado es una estructura de carácter político social cuya función principal es la de gobernar, gestionar el poder político. Aunque no es su única función – también cumple funciones empresariales, educativas, represivas, etc.- su razón de ser se encuentra en el principio de gobierno. Existen otras formas de gobernar diferentes al Estado, como lo son las jefaturas, los patriarcados, señoríos feudales, cacicazgos y otras formas de poder político que son de menor envergadura pero mantienen una estructura jerárquica. Un reyezuelo o un caudillo de una sociedad preestatal son los dueños del poder político de sus aldeas o comunidades, y se diferencian de los presidentes, monarcas y senadores sólo por cuestiones de magnitud. En este sentido diferenciamos el término poder -siempre referido a relaciones entre dominadores y dominados- del término autoridad –que puede referirse al ejercicio del mando o gobierno, pero también a legitimidad, facultad, prestigio, calidad o competencia en determinada materia. Cuando el concepto de jerarquía coincide con el de autoridad, se transforman ambos en poder, ya sea éste político, religioso, policial o como se lo denomine. El anarquismo no se define solamente como antiestatal sino mejor como antijerárquico o contrario a toda forma de poder. Contra el principio de jerarquía se postula el principio de libertad.
En segundo lugar decimos que el anarquismo es autogestionario, es decir que en una sociedad anarquista sus integrantes no delegan en nadie sus decisiones sino que las toman ellos mismos. En la autogestión no pueden darse formas jerárquicas ni de poder, tanto en lo económico como en lo político. No existe un centro del cual emanan las decisiones sino muchos centros cuyos integrantes discuten y deciden sobre sus propias vidas. No existen jefes ni mandatarios sino que impera la igualdad total. De esta forma un colectivo humano, una comunidad o cualquier forma de asociación actuarán según la voluntad de sus integrantes, respetando a los sectores minoritarios que disientan. Un conjunto no es una entidad superior a cada uno de sus integrantes, así como los individuos no se imponen al conjunto. Tanto la autonomía de las organizaciones como la de las personas son respetadas.
Pero la autogestión no se refiere únicamente a la toma de decisiones sino a la propiedad de los medios de producción. No hay autogestión posible si subsiste la propiedad privada de los medios de producción (la tierra, maquinarias y herramientas). Si así fuese no quedarían suprimidos los fundamentos de la explotación, es decir, el beneficio que el dueño de los medios de producción obtiene al extraer la plusvalía – o ganancia del patrón- para sí, en detrimento de quienes trabajan. El comunismo anarquista se basa en la máxima de que cada cual contribuye según su capacidad y a cada cual se lo retribuye según su necesidad. El salario como forma retributiva queda eliminado. Aunque sobre éste punto ha habido diversidad de opiniones – colectivismo, anarco-comunismo y formas mixtas- la posición fuerte de los anarquistas es con respecto a la colectivización de los medios de producción, la construcción de una economía racional, una producción social y una ética basada en el apoyo mutuo y la solidaridad.
En tercer lugar, el anarquismo es federalista. La forma de organización federal es el medio por el cual las diversas comunidades o colectivos que conforman el conjunto anarquista se conectan, articulan, relacionan y comunican. El federalismo evita la aparición del poder por separado del pueblo. Su máxima el la descentralización en unidades menores que conforman conjuntos articulados a través de canales de discusión, participación, decisión y ejecución. Las decisiones se toman en la base por asambleas y son transmitidas por delegados con mandato expreso a los organismos en los cuales se conjugan las diferentes opiniones. Los delegados no tienen poder de resolución: su función es la de portavoz. En ocasiones los delegados pueden llevar de vuelta a sus asambleas las diversas posiciones para rediscutir los temas en discordancia y volver a presentar en el cuerpo federal de delegados las posturas adoptadas. Además los delegados deben ser revocables y rotativos, para asegurar un funcionamiento autogestionario. El sistema federal funciona entonces como una red descentralizada para coordinar las diferentes asambleas.
Un cuarto punto que debemos mencionar está relacionado con los tres anteriormente expresados: la acción directa. El enfrentamiento con el orden social existente no se lleva a través de la mediación de los partidos políticos o de la participación en grupos o instituciones del poder. El enfrentamiento es sin mediación, con acción directa. Esta es lo contrario de la acción política, en lo que se refiere a participar del poder. Tradicionalmente los anarquistas despreciaron la política, entendida como partidos y parlamento, como una forma de progresar hacia la sociedad libertaria y comunista. El anarquismo sólo es tal si es revolucionario, es decir, si intenta sustituir el orden capitalista, estatal y jerárquico generador de la opresión y la explotación por una sociedad igualitaria, libre, solidaria, dentro de los principios del socialismo libertario. La participación en grupos de poder –estén o no regenteados por el Estado- es una contradicción con los objetivos de acabar con el poder político: los fines deben ser coherentes con los medios para evitar “dictaduras revolucionarias”. La acción directa no significa – como a veces se supone- acción violenta, sino acción no mediada (sea violenta o no). De este modo, toda forma de “Poder Popular”, reformismo, electoralismo y participacionismo – en el fondo eufemismos de colaboracionismo- son una negación de la acción directa, la autogestión y, por ende, del anarquismo.
Estos principios que conforman al anarquismo –libertario (antijerárquico), autogestionario, federal y revolucionario (acción directa)- son parte de un conjunto mayor de principios entre los que podemos mencionar los más generales de libertad, igualdad, solidaridad y socialismo. Dentro de estos principios -el esqueleto del anarquismo- lo que existen son tendencias, ya se llamen anarcosindicalismo, insurrecionalismo, comunismo anárquico, anarco colectivismo, anarco individualismo, consejismo anarquista o como se pretenda. Los anarquistas, más allá de tendencias y heterogeneidades somos anarquistas a secas.

P. Rossineri

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